.M.E.M.O.R.Y.
Anoche me senté en silencio y recordaba lo vivido,
en una ocasión observe un grupo de niños, era hermoso revivir sus
caritas, algunos jugaban, y en su inocencia se enojaban si se destruía la
creación de sus manos, otros sonreían y otro muy calidamente me miro tierno y
me mostró lo que el había creado: observe con nostalgia la inocencia de ellos;
y empecé a pensar lo hermoso de ser niños sin tener que preocuparse por nada,
no pensar en ser adultos solo disfrutar el momento y sonreír, comer, divertirse,
ellos no entendía lo que significaba tomar decisiones, trabajar y hasta pensar
en el futuro, nada les preocupaba.
Recuerdo que anhele nuevamente ser niña nuevamente, recuperar la inocencia, la
espontaneidad, flexibilidad, alegría, sinceridad, desee no entender muchas
cosas, y que esos momentos y situaciones difíciles por las que debo
pasar no estuviesen ahí, pero todo es un proceso un camino que debemos
recorrer, un Árbol que debemos trepar, una montaña que debemos escalar, todo
tiene que suceder, aunque en el momento de turbación no entendamos el ¿porque?
Luego sonreí al entender que hay una segunda oportunidad, Dios me llama
a ser como una niña, él tiene tanto amor y cuidado que cuando entregamos
nuestro corazón a el, nos hace niños otra vez, porque para verle a el tenemos
que ser íntegros, puros, sin fingimiento, es un requisito indispensable que
rindamos nuestro intelecto y dejar todo en sus manos, el nos enseña a
dejar de preocuparnos, a depositarnos en él, a contarle todo a él, a depender
de él, él nos da todo lo que necesitamos, nos corrige si fallamos, nos guarda,
nos mima, nos envía y capacita, él nos hace plenamente dependiente de él como
una vez lo fuimos de nuestros padres. La niñez es la época mas hermosa de
nuestras vidas, por eso es que Dios la quiere conservar eternamente, quiere que
nunca perdamos esa belleza, entrega, pureza, y mucho menos esa alegría sin
motivo que mueve a la niñez a inundar tu corazón de felicidad.
Hoy ya no añoro ser niña, realmente siento que aun lo
soy, y aunque ya tengo mas de 20 años siento que soy ante mi padre celestial
aquélla niña sentada en su regazo abrazándolo y contándole todas las historias
vividas en el jardín de niños y mostrándole el dibujo mal formado y con muchos
colores que prepare en la sala de dibujos pero que me ha quedado mejor que el
anterior, realmente me siento ser una niña y le agradezco a él,,,,, me dirás
loca pero, por él y solo por él, vale la pena ser niña(o) otra vez.
Nunca pierdas tu niñez, y mucho menos esa chispa que te acerca al padre.
Bendiciones de Dios para tu vida,
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