martes, 28 de abril de 2020

SI LO QUIERES PELEA POR EL


                                       
MARCOS 10:46-52
4Entonces vinieron a Jericó; y al salir de Jericó él y sus discípulos y una gran multitud, Bartimeo el ciego, hijo de Timeo, estaba sentado junto al camino mendigando.47 Y oyendo que era Jesús nazareno, comenzó a dar voces y a decir: !!Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí!48 Y muchos le reprendían para que callase, pero él clamaba mucho más: !!Hijo de David, ten misericordia de mí!49 Entonces Jesús, deteniéndose, mandó llamarle; y llamaron al ciego, diciéndole: Ten confianza; levántate, te llama.50 El entonces, arrojando su capa, se levantó y vino a Jesús.51 Respondiendo Jesús, le dijo: ¿Qué quieres que te haga? Y el ciego le dijo: Maestro, que recobre la vista.52 Y Jesús le dijo: Vete, tu fe te ha salvado. Y en seguida recobró la vista, y seguía a Jesús en el camino.

Me impacta esta historia sobre bartimeo, un mendigo rechazado por la sociedad, que intenta hacer un cambio en su existencia miserable y monótona, como todos los días estaba sentado a la orilla del camino sin saber que ese día su vida cambiaría,  no por el milagro sino por el punto que el marco, Bartimeo escucho una multitud, que venía, y alguien dijo ahí viene Jesús, el nazareno, el de los milagros, el que transforma vidas y Bartimeo no dudó ni un instante, empezó a dar voces, a gritar a todo pulmón, y empezó a clamar por misericordia, ¨Jesús hijo de David te compasión de mi¨, y como siempre apareció aquel o aquellos que siempre llegan a nuestras vidas para detenernos, para decirnos, no puedes, detente, haz silencio, no lo molestes, no estas a la altura, eres un mendigo, ¿quién te dijo que podías?, ¿Por qué lo sigues intentando?, detente ahora, estas feroces voces intentaban ahogar la voz de aquel hombre que vio en Jesús la respuesta, aquel hombre que dijo ya no quiero ser igual, ya no quiero ser un mendigo, vivir de lo que otros me dan, conocerte de oídas, yo quiero verte, saber quién eres tú, quiero tener lo mismo que los demás, quiero un cambio en mi vida, así que Bartimeo, obvio todas esas voces, y grito con más fuerzas, él no se detuvo, el peleo por lo que el quería, el conquisto su bendición, y sabes que paso, atrajo la atención de Jesús,, waooo Jesús le mando a llamar, y lo que más me impacta es lo que sus discípulos le dijeron, ¡Ten ánimo, Él te ha llamado!, Jesús el hijo de Dios, se detuvo no por un mendigo, sino por un hombre con una Fe tan enorme, que cayó una multitud y capto la atención de Jesús, un hombre que entendió que para vencer hay que pelear hasta quedarse sin fuerzas, hay que gritar a todo pulmón para callar las zorras que gritan, hay que estar en el lugar correcto a la hora correcta, y no dejar que su bendición pase de largo por miedo o temor.

Bartimeo me enseño que mientras más me quieran detener, más alto debo gritar, mientras más me digan no lo lograras, más debo de esforzarme, mientras más me pisoteen, mas debo levantarme y seguir, porque ellos sabían que en Jesús había sanidad, ellos sabían que la respuesta la tenía Jesús, pero él era un mendigo, en tu caso ellos conocen tu potencial, y saben hasta donde tú puedes llegar, por eso quieren detenerte, por eso quieren callar tu voz, pero hoy yo te digo, no te detengas porque nada se compara con la satisfacción de saber que Jesús, el hijo del Dios altísimo, rey de reyes, se detuvo y te mando a llamar, hiciste tanto ruido que captaste su atención, y su dulce voz te dijo tu Fe te ha dado la respuesta.

Y yo hoy te digo,, Pelea tu Bendición. No te detengas, Porque si gritas fuerte captaras su atención.

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